domingo, 20 de mayo de 2012

La Constitución de 1812 en el Carnaval de Cádiz

El pueblo de Cádiz tiene en el Carnaval su particular forma de expresión. Una suerte de periodismo cantado que mezcla la actualidad con la historia de una manera crítica y poética. Una manifestación genuina y sencilla del sentir del gaditano de a pie. Seguir el rastro de sus coplas, es seguir el rastro de la opinión ciudadana.

El carnaval, actúa a modo de tribuna pública, desde la que el pueblo de Cádiz expresa sus filias, sus fobias, sus miedos, sus esperanzas, sus recuerdos y narra su historia. La presente, y la pasada. El Carnaval es un canto a la libertad y la palabra libertad en Cádiz recuerda siempre a la Constitución de 1812. A `La Pepa´.

Con este trabajo, realizado a través de la plataforma Storify, he intentado indagar en el baúl de las coplas para ver qué referencia se ha hecho a `La Pepa´ en las coplas y cómo se han tratado los acontecimientos históricos relacionados con ella. Nos retrotaeremos al siglo XIX e iremos avanzando para pasar por el ya maduro Carnaval del siglo XX y el del siglo XXI, cada vez más sofisticado.

Aquí os dejo el enlace. Las coplas se van intercalando con otros documentos.

El Carnaval de Cádiz y la Constitución de 1812 - Cristóbal Santos Sáenz- Pulsa aquí

viernes, 18 de mayo de 2012

Redirigiendo el tráfico

Querido blog:

Hace casi un año que no te visitaba. Bueno, que no te decía cosas al oído para que las contaras al mundo -tú siempre tan impúdico y tan traicionero guardando los secretos-. Pero no creas que mi calle (tu calle) ha estado desierta. Qué va, ha estado más transitada que nunca. Y ha habido enriquecedor mestizaje cultural, viajes, libros, profesores, conversaciones con compañeros, una mujer, carnavales, cambios de gobierno, rebeliones estudiantiles... Aunque no me escuches de noche, ni sea tu confidente en un año he aprendido mucho. Y muchas cosas han cambiado, aunque todo siga igual y el mundo no cambie de rumbo. La Tierra sigue girando al mismo ritmo de siempre, el Sol nos sigue calentando y el Sur sigue al Sur, aunque el Norte pierda el norte.

Igual que las calles se transitaban a caballo y luego pasaron a transitarse en bicicleta, en moto y en coche, igual han cambiado los medios de comunicación. La revolución tecnológica no es amiga de lo clásico y no entiende de compromiso de permanencia (excepto si lo dicta Vodafone). Tanto es así que ya quien no escribe en 140 caracteres y tiene Twitter es un carca y un alma que acumula polvo en la prisión del tiempo detenido. Así pues, he sucumbido a la dictadura de la fugacidad y he visto en ella no sólo lo pernicioso y reduccionista que le es consustancial sino las muchas posibilidades que también trae consigo.

Con esta carta, quiero dar señales de vida. Querido blog, no he muerto. Tu calle no ha cerrado. Está habitada por nuevas gentes y yo a veces circulo en vehículos de motor de nuevo cuño y escribo a todo trapo. Pero ni así, de ti me olvido. Quiero reconciliarme contigo. Sé que te gustaría conocer muchas historias que no te he contado y que te gustaría hablar tranquilamente conmigo de eso que he chivado a otros más livianos.

Sé que te gustaría tomar una copa conmigo y que volvamos a charlar como antes. Siéntate. Nos tomaremos las copas que quiera. Hoy no conduzco. Cuéntame y deja que te cuente lo que debí contarte. Si no termino antes de que salga el sol, déjame volver otra noche. Mientras tanto, habla despacio. Disfrutaremos del placer de estas copas de manera tranquila. Despacio. Despacio. Despacio... Lejos de las atronadoras cascadas de voces de la redes sociales de lengua fácil y raciocinio corto. Déjame que te diga. Despacio, despacio, despacio.