domingo, 24 de julio de 2011

Era un verano, tiempo atrás


Las tardes eran largas. Las antenas de la televisión analógica partían los ya macilentos rayos del sol. El muñeco de Cruzcampo pesaba lo que tenía que pesar. Cada cosa se llamaba por su nombre. Nos dejábamos de milongas.

Las azoteas eran casi torres vigías. Desde ella se divisaba al canalla, a la pareja que se daba el último beso del día a hurtadillas y se intuían animadas conversaciones entre vecinas. La sociedad iba a pie y por la acera. Los niños venían descalzos de la playa y había pupilos en las casas que eran unos cuantos más de la familia en cuanto la primera hoja del mes de julio colgaba del calendario. Era un verano, tiempo atrás.