jueves, 25 de octubre de 2012

El examen de conciencia


La crisis no tiene toda la culpa. Los periodistas tenemos que hacer examen de conciencia. Algo tenemos que estar haciendo mal. Nos hemos convertido (nos han convertido, mejor dicho) en marionetas. Somos títeres en manos de las estructuras de poder. Han puesto coto a nuestra libertad. Y lo sabemos. Y no estamos conformes. Pero necesitamos vivir. Encontrar alternativas al modelo de negocio es complicado. Nadie quiere pagar por la calidad. Y lo que se da gratis, encima se critica. Esas críticas no están exentas de razón. Falta rigor, falta objetividad (ese mito que no es más que una meta hacia la que caminar sin que se pueda llegar nunca) y falta subjetividad responsable. Eso sobre todo. Falta que el sujeto periodista se implique y cree corrientes de opinión con responsabilidad. Con conocimiento de causa. Sobran hechos y faltan explicaciones. Sobra espectacularización y ganas de espectáculo. Sobra hacer circo del circo y de lo que no es circo. El periodismo está en una crisis económica, en otra crisis de modelo y en otra crisis que es la identitaria.

Tal vez no nos hayamos reconocido lo suficiente hasta ahora. Y ahora que la necesidad apremia y nosotros nos reconocemos, la sociedad (a la que la necesidad también apremia) desconfía de nosotros. Ahora que somos más necesarios que nunca también parecemos más prescindibles. Y eso es porque nos hemos integrado en la estructura de poder de tal manera que se nos identifica con ella. Hay desconfianza del político. Y del periodista que cuenta lo que dice el político. Se desconfía del banquero y de los grandes empresarios. Y de los periodistas que trabajan en los medios que se sustentan con el dinero de ellos. Ellos son los dueños del periodismo. Los periodistas quedan reducidos a la categoría de esclavos. De marionetas que mueven palabras mecidas por los hilos que llegan de arriba.

Es paradójico, pero el periodista está atrapado en una maraña mediática que le impide comunicar su realidad. Es el comunicador incomunicado. Los medios no hablan de los despidos, ni de los criterios que los mueven. No interesa. Incluso los `enemigos´ ideológicos tapan sus fechorías empresariales. Ningún medio se hace eco de la masacre que cada día se produce en el resto: despidos y recortes salariales que van a repercutir en la calidad de sus ya degradadas informaciones. Así, el ciclo se cierra, y la sociedad acaba desconfiando de una información que llega empaquetada y se publica al minuto sin elaboración ni cuidado. Como si estuviéramos en una cadena de fast food.

No sé si esto es evitable en un futuro. Pero algo hay que hacer. A gran escala es imposible luchar contra el poder, pero hay que apelar a esos pequeños granos de arena. A esa movilización de conciencias puerta a puerta, tuit a tuit o blog a blog. Esta crisis debe servir al periodismo para hacer examen de conciencia. Para reconocerse a sí mismo. Para que se levante y luche contra la situación pero no por una mera cuestión pecuniaria. Esa es solo una parte. La otra es la de dignificar nuestro oficio dándole una función social y haciendo que aporte más a la sociedad que a los poderes. El cuarto poder no puede ser otro brazo más del resto de poderes. Para eso, además de exigir dignidad salarial hay que saber lo que se ha hecho mal. Y reaccionar.

Estamos en época de reivindicar lo que es nuestro. A muchos les han quitado el trabajo. Muchos están fuera. Los que están dentro y los que aún estamos en vías de prepararnos para no sabemos muy bien qué, debemos reivindicar sus derechos, su dignidad y también saber qué parte de culpa podemos tener en todo esto. Darnos cuenta de la estructura en que estamos inmersos y hacer que la sociedad nos valore. Que somos periodistas, no operarios de un fast food y que tenemos por misión dar a la sociedad un servicio. Y que queremos darlo. Que aunque a veces no nos dejen, con el apoyo de la sociedad es más sencillo. Nuestra declaración de intenciones está hecha. Nuestras reivindicaciones están en la calle. Y nuestro examen de conciencia, en una profesión que mueve tantos egos y tan tradicionalmente dividida, un deber conjunto.

1 comentario:

  1. Después de más de cinco meses vuelves a la blogosfera, y no por la puerta de atrás sino destrozando la puerta principal con rabia y furia, sangre joven es lo que necesita este país, los periodista pueden ser el amplificador de las voces del pueblo, un saludo y adelante... y por lo menos el derecho a pataleo y que no nos callen, un saludo desde la Tacita de Plata.

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