jueves, 29 de abril de 2010

Entre velos y cerditos

Así está el patio. La izquierda más radical se afana en defender el velo, mientras predica la liberación de la mujer y lucha por un mundo ateo. La ultraderecha se dedica a hacer gracias para echar aún más leña al fuego y a poner cerditos bajo futuras mezquitas. Ambas cosas chirrían en el siglo XXI y sonrojan. Al menos, a quienes les quede algo de dignidad y sienta aún vergüenza ajena.

Las posturas extremas, que tan distantes se consideran, siempre han tenido muchos puntos en común. En medio del fuego cruzado con que un extremo obsequia a otro, los que abogan por la razón, por posturas más centradas, esos que caminan a caballo entre la prisa y el ruido, son los que salen más perjudicados.

Así, las mujeres flaco favor reciben de esas quepretenden erigirse como sus guardianas. Sin embargo, no condenan el uso del velo, símbolo patente de opresión y relegación de la mujer.

Es una cuestión además étnica, cultural y sobre todo religiosa. Pero mientras la progresía aboga por el laicismo (distíngase de la aconfesionalidad) y recorta derechos a troche y para el cristianismo, criticando duramente sus postulados, defiende el velo islámico. Otra incongruencia más que nos invita a pensar si su ateísmo no será más bien una cristianofobia encubierta.

Por su parte, los cristianos flaco favor reciben también de los graciosos del cerdito. Porque, al igual que las mujeres tiene sus guardianas, la patria también tiene sus particulare adalides. Y en este caso la están pinchando. A la patria, a su imagen y a quienes han sufrido el terrorismo islámico en sus carnes (también portaron pegatinas de la Asociación de Víctimas, haciendo una nefasta e inicua representación de ésta), pues no hacen más que echar leña al fuego y avivar la polémica.

Unos defienden a la mujer hasta el punto de condenarla y otros defienden a las víctimas y al país (a lo mejor no necesitaban esa defensa-ofensa) para terminar alentando la posibilidad de nuevos ataques. Como si el horno estuviera para bollos. O para cerdos.

2 comentarios:

  1. Pues eso se llama demagogia e hipocresia, cosa de la que no andan faltos nuestros politicos.

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  2. Exacto. Es la conclusión a la que quería que todos llegáramos.

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