sábado, 16 de abril de 2011

Gaditana y amarga queja


Siempre he pensado que los Carnavales de Cádiz (permítanme la reflexión pese a que estamos ya en Semana Santa) son una fuente de gran valor para hacer una radiografía de la sociedad gaditana. Para lo bueno y para lo malo. Ingenio -como este año cantaba la comparsa de Chipiona- le sobra, eso está claro. Pero no es la cuestión que quiero plantear. Quiero ir más allá. A veces, los autores hacemos críticas y eso es positivo, sobre todo cuando se hace con convicción y razonamiento. Sin embargo, en los últimos tiempos estoy detectando que se están haciendo quejas amargas, con dolor, pero que no llevan a la acción. Se canta mucho por ejemplo, al paro y se pide un Cádiz mejor, en el que sea posible vivir sin la necesidad de emigrar. Evidentemente, la causa es noble. La reivindicación, justa. Pero, ¿qué hay detrás de eso? ¿Qué ocurre en Cádiz para que siga habiendo tantísimos parados? Pues, a mí -puedo equivocarme- me da la sensación de que falta espíritu emprendedor.

Por ganas de trabajar y mano de obra no es desde luego. No creo en el mito del andaluz perezoso. Faenamos en la mar y en el campo (dos de las labores más duras que existen), además por supuesto de hacer muchas otras cosas que tienen otros valores más intelectuales que físicos. Pero hablo de la capacidad de esfuerzo. Existir, existe. De hecho, lo que se reivindica es que no tengamos que salir fuera de nuestras fronteras para ganarnos el pan. Y eso, que está a la orden del día (pregunten en Castellón, por ejemplo) supone sin duda un sobreesfuerzo.

Entonces hay capacidad de esfuerzo y hay conciencia de que el problema está ahí. ¿Qué falta? Pues, vuelvo al principio. Espíritu emprendedor. Buscamos trabajo sin descanso y tenemos ingenio de sobra para crear nuevas empresas, innovar, dar en la tecla con algo que la sociedad necesite y que pueda crear empleo y dar sustento a nuestra familia. Pero nos falta esa pizca de ganas de arriesgar (no me vale eso de que más arriesga el que se va todo con una maleta y se sube a un tren en busca de trabajo, hablo de otro tipo de riesgo). Aquí nadie se la juega. Sabemos que podemos darnos de bruces con la realidad. Podemos fracasar. Perder en el intento. Hacemos coplas en carnaval y nos quejamos amargamente. Hablamos con nuestro compadre y decimos: "¡qué chunga está la cosa!"

Pero tal vez la salida, no esté en esperar a que nadie nos tenga que dar trabajo y ni ser mano de obra barata para un empresario. Utilicemos ese ingenio que tanto resultado nos da en otros ámbitos para creer en nuestras ideas y que hacer un Cádiz (y una Andalucía) mejor está en nuestras manos. No nos volvamos atrás a la hora de dar el último paso. De la gaditana y amarga queja pasemos a la acción.

1 comentario:

  1. Está claro que la vida es como un carnaval, como dice la canción, pero de ahí aque pasemos a la acción como tu dices aún nos queda, puede que una próxima generación si lo haga pero por ahora esto no es posible, ya que nos conformamos con el pan y el circo que ya nos viene dado, "Si no hay pan para el pobre, no habrá paz para el rico", un saludo "guerrillero"

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