jueves, 19 de mayo de 2011

Mi calle hoy huele a libertad


Los que decían que la juventud española estaba dormida, que el español ya no salía a la calle se están teniendo que tragar sus palabras. Es cierto que la juventud ha estado mucho tiempo parada y viéndolas venir tranquilamente, sin importarle demasiado qué ocurría en los despachos dónde se cuece el futuro de un país entero, pero esto ha reventado. Por fin, hemos despertado del letargo. Una juventud más preparada que nunca está de nuevo en la calle. Hace falta de nuevo regenerar la democracia. Para ello, se han imbuido de un espíritu aglutinador que recuerda al de la transición. Todos hacen piña en torno a una causa común. Sin importar demasiado la tendencia ideológica de cada cual. Es más lo que les une que lo que les separa. Son jóvenes (y no tanto, que también los hay), preparados y con conciencia de cómo ha de ser una verdadera democracia.

Se ha intentado etiquetar al grupo manifestante en eso, en un grupo determinado, en una ideología o en un partido, incluso se les ha tachado de apolíticos o antisistema. Nada de eso hay de cierto. Cada cual tiene su ideología política, pero a todos les une el descontento con los partidos que en la actualidad existen. ¡Creen uno! Diría alguno como ya ha dicho Aguirre. Y puede que sí. Probablemente esto de lugar al surgimiento de nuevos partidos, pero...¿cómo hacer un partido único para gente tan diversa? Sería imposible. También sería complicado con la actual ley electoral que favorece que se perpetuen en el poder a modo de turnismo los dos principales partidos del país apoyados por los nacionalismos cuando tienen que tirar de ellos.

Lo que está claro es que hay descontento y que hay cosas que no pueden seguir así, independientemente de donde nos posicionemos ideológicamente. Para eso estamos en democracia, para convivir, respetar, y llegado el caso, debatir de manera razonada y razonable. Eso es la democracia. No es usar armas arrojadizas para crear enemigos inexistentes y destruir al adversario a costa de cualquier cosa. Eso me suena más a totalitarismo disfrazado. A poco pensar en el pueblo.

También me suena poco democrático que a la gente capacitada se le ponga tantas trabas para ascender en política y que sean cada vez más quienes sean reticentes a entrar en ella (admiro la valentía del que entra y ojalá que sirva para que cambie cosas dentro de su partido si es con convicción e ideales democráticos). Cualquier mindundi, puede llegar a ministro o a presidente del gobierno simplemente a través de la obediencia partidista. ¿Creen ustedes que esto es democrático? Un servicio público como la política debe estar llevado por líderes cualificados y con vocación para hacer valer aquello por lo que bien se les paga: servir a la ciudadanía. Con esto, quiero reiterar la necesidad de que la política sea remunerada. Evidentemente, algo que requiere tanto tiempo, hay quien dice que las 24 horas, tiene que ser remunerado si no, sería imposible para nadie ejercerla excepto que ya fuera un superrico de por sí. Pero esa remuneración tenemos que tener claro que viene dada por un servicio. Y el servicio hay que cumplirlo. Servicio a la ciudadanía.

Este movimiento está totalmente desmarcado de cualquier sindicato o partido. Ha sido un movimiento ciudadano espontáneo que congrega a familias enteras. Es algo nuevo, representante de unas nuevas necesidades que la ciudadanía ha vislumbrado. Una regeneración democrática necesaria y que está teniendo un eco internacional incluso mayor que el que la prensa de partido española (tiembla también su hegemonía) le está otorgando. En medio de desinformaciones interesadas por parte de la izquierda y la derecha, unos intentando apropiarse de lo que se defiende y otros a medio camino entre la apropiación (también indebida) y la descalificación a través de etiquetas-mentira (tipo "antisistema") está el camino de la verdad, la democracia y la libertad que está trazando la gente en la calle.

Habrá palos en las ruedas y habrá dudas. Como siempre ante algo nuevo. Se buscará un líder, se preguntará por quién es la cabeza visible y qué hay debajo de todo esto. Yo creo que el éxito estará en que precisamente no haya nadie que capitalice las ideas de la gente. Nadie que quiera erigirse en portavoz de todos porque es imposible. El éxito está en buscar los puntos en común y que el movimiento no tenga más líder que la ciudadanía y los valores democráticos. Nada hay más valioso que eso. Nacerán nuevos partidos, nuevas ideas y los partidos actuales tendrán que cuestionarse muchas cosas para adaptarse a los nuevos tiempos. Para empezar habrá que cambiar ciertas leyes que impiden que el voto de todos los españoles valga lo mismo sean de donde sean.

Mi calle hoy huele a libertad.

3 comentarios:

  1. Luz al final de tunel, espero que sea para mejor, como decía Bob Dylan "Los tiempos estan cambiando..." un esperanzador saludo por esta vez.

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  2. todo me parece muy bien, pero ese "Aguirre" me huele a...

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  3. El ejemplo de Aguirre lo he usado simplemente porque es una de las personalidades que ha invitado a este grupo a que se presente a las elecciones, igual podía haber puesto a cualquier otro, como PSOE o IU que han pedido el voto para ellos cuando tampoco representan esta manifestación... No nos quedemos en el ejemplo!

    Los partidos que hay (y estos son los tres principales a nivel nacional) tendrán que oír a la gente que está en la calle y renovarse por dentro a fin de hacerse más democráticos. Tampoco se habla de destruirlo todo. Yo lo veo más como una regeneración que se puede ir construyendo poco a poco.

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