lunes, 26 de julio de 2010

Una democracia muy nuestra

Es que somos así de especialitos. Hasta la democracia la hemos hispanizado. Olé por nosotros. Y hecho más andaluza, y más gaditana y más chipionera y más de dondeustéquiera. Seguimos llenándonos la boca con palabras que ya suenan vacías de tanto usarlas y en cuyo fondo no creemos.

Me sigue produciendo náuseas escuchar hablar de democracia y libertad de expresión, en un país que será libre y democráta sobre el papel. Pero en la calle, lo cierto es que cada uno de nosotros seguimos siendo auténticos censores y existe mucho odio cainita al que piensa distinto.

Estamos a la que salta. Y cuando al que piensa de manera distinta a nosotros podemos hundirlo (si es una amenaza para la hegemonía de una ideología, un partido o un buen puñado de euros mangoneados), no lo dudamos un momento. Aquí eso del consenso, el entiendimiento y el ponerse en el lugar de el otro es algo que quedó hace tiempo para la pose y la galería de unos cuantos. Pero en la realidad, nada de nada (o poco poquito, Paquito).

En fin, ¡qué pena que hasta a la democracia la hayamos hecho tan nuestra!

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