lunes, 24 de mayo de 2010

El precio del humo

Hay muchos ámbitos en los que día tras día, mes tras mes o año tras año se repite una misma cantinela. Un mismo tópico en el que sólo cambian nombres. Enciendes la tele y siempre noticias que cuentan lo mismo. Políticos que lanzan palabras vacías, el último suceso, el último alijo de droga incautado y ahora también encuestas de respuesta premeditada y las últimas excentricidades que se cuelgan en Youtube.

Pero de todos los tópicos hay uno que es especialmente llamativo: el del fútbol. Sabemos que ha sido utilizado tradicionalmente como medio distractor por su poder de convocatorio de las masas, aquello famoso del panem et circenses que decían los romanos, pero ahora ya no son otros poderes los que utilizan al fútbol como anéstesico.

De un tiempo grande a este parte, el fútbol se ha ido mercantilizando crecientemente y se juega a tener a la gente enganchada de manera constante e ilusionada con continuas cortinas de humo. Año tras año, cuando uno de los grandes gana algo saltan noticias de fichajes de relumbrón por parte de su adversario. Y así se evitan afrontar la realidad más cruda y renovaciones profundas.

El Madrid de Florentino este año (tomo este ejemplo por ser el más próximo, pero valdrían también otros muchos) vino por la lana (con billetes) y salió trasquilado. Su rival catalán y su vecino madrileño han ganado títulos. Él no. Pero siempre quedarán portadas que vendan ilusiones edulcoradas para negar la evidencia. Portadas que vendan humo. Y humo que se compre alegremente por aficiones felizmente anestesiadas. Pero no lo olviden: el humo tiene un precio. Y a veces el humo, se paga caro.

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